sábado, 24 de marzo de 2012

fabio morábito








NO HE VISTO COLOCAR
una primera piedra,

jamás he visto la primera piedra


de un hospital, de un templo, de un centro

de asistencia, de un campo de fútbol,


ignoro de qué está hecha una primera piedra,

si puede ser de ladrillo o debe ser de piedra,


si es una piedra simbólica

que se desecha después del protocolo


o queda comprendida en la edificación

y puede señalarse con el dedo.


¿Dónde está la primera piedra de San Pedro?

¿Es una piedra bendita o profana?


Imagino largas colas de fieles para verla,

más codiciada que la reliquia de un santo.


No amo las reliquias

ni su revés: las primeras piedras,


no amo el protocolo de la vida,

ninguna forma de genuflexión,


me salto los títulos de los poemas

y voy directo a la primera línea,


el primer verso de un poema

no es su primera piedra,


no puede señalarse con el dedo,

todo el poema línea a línea


construye un solo verso,

es más, todo poema acaba en el siguiente


que se escribe y pone fin a otro

escrito o aún por escribirse,


nadie termina un viaje,

un náufrago jamás se seca,


no hay una orilla, no hay una Ítaca,

no hay tierra firme para quien está mojado,


todas las piedras son la tierra firme,

todas las piedras, si lo ves, son Ítacas,


son la primera piedra que te sale al paso,

todas tus piedras te han salido al paso,


todos los pasos llevan a tu isla,

todas las islas son de pura piedra.




Este poema pertenece al poemario Delante de un prado una vaca, reeditado recientemente en la antología Un náufrago jamás se seca (Gog y Magog ediciones, 2011).



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Fabio Morábito (1955, Alejandría)


Si bien su nacimiento tuvo lugar en Alejandría, su niñez la pasó en Milán. Al día de hoy, se encuentra radicado en México, D.F.


Es poeta, narrador y ensayista. Publicó: La lenta furia (1989 – relatos, Eterna Cadencia editora, 2006), Caja de herramientas (1989), Los pastores sin ovejas (1995 – ensayo), La vida ordenada (2000 - relatos), También Berlín se olvida (2004), Grieta de fatiga (relatos, Eterna Cadencia Editora, 2006) y Emilio, los chistes y la muerte (2009). Publicó los poemarios: Lotes baldíos (1985), De Lunes todo el año (1992), Alguien de lava (1992) y Delante de un prado una vaca (2011), todos ellos reeditados recientemente en Un náufrago jamás se seca (Gog y Magog ediciones, 2011).


domingo, 11 de marzo de 2012

álvaro ojeda










seamos prudentes
ese mismo rayo de sol
compuesto por millones de filamentos
de viejo polvo estelar
de sumas de sumas
tampoco nos salvará.

* * *

cenizas
vestigios del pogromo
en el pocillo agrietado de Julieta
cenizas
migas del mantel familiar
que no acaban de caer
por el pozo del aire
cenizas comunales
cenizas familiares
del cigarro del ciego de Carriego
a la del manojo de rosas
cenizas
la memoria es ceniza
afligida desconsiderada quieta
ceniza que obstruye
una y otra vez
el labio
la boca
la molécula del deseo.

* * *

el sol no podría
todo el sol
sus enormes tentáculos
no podrían
su corona encrespada
su vergel corrosivo
no podría
no puede
dar luz a ese hombre.

* * *

¿dónde están los que llegaron
antes que Moisés?
se acomodaron en sus habitaciones
solicitaron la cena
comieron mientras miraban el cable
lo mismo en lo mismo
y durmieron bien comidos
y satisfechos
en las tuberías
en los caños
en los desagües
ni una sola referencia acerca del destino.


Estos 4 poemas pertenecen al poemario Aceptación de la tristeza (Estuario editora, 2011).



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Álvaro Ojeda (1958, Montevideo)
Es poeta, narrador, crítico, periodista. Entre otros publicó los poemarios Ofrecidos al mago sueño (Ediciones de la Banda Oriental, 1987), Alzheimer (Ediciones de Uno, 1992), Los universos inútiles de Austen Henry Layard (Ediciones del Último Reino, 1996), Cul-de-sac (Editorial Artefato, 2004), Toda sombra me es grata (Editorial Artefato, 2006), Aceptación de la tristeza (Estuario editora, 2011) y Desnudo (Melón editora, 2012). En narrativa publicó las novelas El hijo de la pluma (2004), La fascinación (2008) y Máximo (2010).